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CASA

AMALEGRÍA

En la Región de Valparaíso, y en particular en la comuna con el mismo nombre, la dinámica de la situación de calle en los niños, niñas y adolescentes (NNA), que en su mayoría sobrepasan los 13 años, se caracteriza por la vinculación con redes de microtráfico, explotación sexual comercial (especialmente en las adolescentes), consumo problemático de drogas, deserción escolar, conductas delictuales, vivencias de maltrato grave y rupturas familiares, escasa conexión con redes, entre otros.

En el trabajo que como Fundación realizamos en la Región, hemos podido advertir que una de las características comunes en la mayoría de estos jóvenes es la falta de adherencia a programas ambulatorios y residenciales del Servicio Nacional de Menores (SENAME). Las razones son bien conocidas por todos y en este sentido, hemos querido entregar una intervención diferente, basada en la adecuación a las características particulares de los NNA en situación de calle (NNASC) que vamos conociendo, abordando sus problemáticas a partir de la entrega de valores, afecto y una escucha activa sin prejuicios ni señalamientos. Es un espacio que se constituye como una real alternativa para NNA significativamente dañados y altamente refractarios al sistema proteccional de SENAME.

Un Casa Amalegría es una vía para cambiar el curso de vida de muchos de estos jóvenes. Una casa que no sólo la concebimos para la entrega de prestaciones de alimentación, abrigo y pernoctación; es un espacio protegido, por cuanto es un lugar que facilita que los NNA puedan ser atendidos por programas ambulatorios orientados a la restitución de derechos, reinserción escolar, resignificación de la vida en calle, entre otros. Y esto no sólo por el espacio físico de la casa, sino porque está funcionando las 24 horas del día, lo que implica que los NNA se vinculan con el equipo profesional del dispositivo y ello permite que estos sean las “bisagras” que facilitan el trabajo de otros intervinientes. 

Si la situación de calle en NNA responde primordialmente a rupturas en el núcleo familiar, lo que sin duda resquebraja la confianza básica, es entonces un principio orientador de la intervención que efectúa la Casa Amalegría, la vinculación afectiva y generación de un vínculo, pues se estima que son la llave para mejorar la adherencia a intervenciones especializadas (de salud mental, salud, educación, participación social, entre otras), muy necesarias para interrumpir la situación de calle, revincular al NNA con sus familias, etc.  Luego, la Casa Amalegría acoge, contiene, conecta.

Durante este tiempo hemos desarrollado un trabajo técnico con el fin de generar la estructura documental pertinente para la ejecución de la Casa Amalegría, lo que consiste en protocolos, estandarización de procedimientos, sistematización de la experiencia y de buenas prácticas, entre otros, lo que sin duda demuestra el compromiso con la temática y la necesidad de desarrollar una intervención profesional, no revictimizante.

Además, hemos generado redes virtuosas de coordinación intersectorial no sólo con SENAME y sus organismos colaboradores, también con la Red de Atención a Víctimas, Seremi de Salud, Servicios de Salud, organizaciones de la sociedad civil, entre otros, lo que ha facilitado la restitución de derechos de los NNA participantes.

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